El cuidado de nuestros mayores es un valor esencial para nuestra sociedad, tanto por la reciprocidad que supone el devolverles ahora cuando lo necesitan toda la dedicación y atención que nos prestaron cuando éramos niños, como por toda la sabiduría y experiencia acumulada en sus vivencias, que sin duda podremos aplicar para la mejor solución de los problemas y retos que se nos vayan a presentar en el futuro.
El aumento de la esperanza de vida del que gozamos en la actualidad, por desgracia no siempre puede ir acompañada de una conservación neuronal y cognitiva, dándose cada vez mas situaciones de familiares que se ven imposibilitados de gobernar por si mismos, tanto su patrimonio, como incluso sus decisiones cotidianas mas básicas.
Para estos casos, las leyes establecen la posibilidad de la incapacitación de estas personas, con la que tras su correspondiente procedimiento judicial, se le nombrará al afectado un tutor legal, que normalmente será un familiar cercano, que se encargará, bajo el control judicial, de tomar las decisiones necesarias para el correcto devenir diario de la vida del incapaz.